lunes, 1 de agosto de 2011

Deltoides, tiroides, locos y aristas.

Me desgarré el músculo deltoides persiguiendo a la cordura. Rendido, me senté en el borde de la acera, en el límite donde los coches pasan como centellas con su infatigable prisa. Allí sentado noté una presencia. Era la locura, que me observaba con unos ojos negros, profundos, en los que creí atisbar la irresponsable sensatez del que se sabe vencido. Solemne, sacó una botella de champan francés y dos copas, y sin dejar de observarme dijo "Fuiste valiente"

Y yo, resentido todavía de mi dolor en el tiroides, le contesté con una voz, que no era mi voz, si no la suya : "Fui valiente y fui cobarde, feliz y desdichado, cicatriz con aristas, noche tornasolada y rosa sin espinas. Fui tantas cosas, y no fui nada... pero siempre fui loco"

Me di cuenta de ello allí, pero el mundo continuó con su absurda idea de seguir existiendo un segundo más. Y los coches siguieron con su infatigable carrera sin meta final. Ajenos todos a tan espectacular acontecimiento.Me di cuenta de ello allí, mientras la locura me rodeaba con sus brazos y me observaba con esa mirada de serena insensatez del que se sabe vencido.

Sólo que esta vez había vencido ella.

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