lunes, 13 de junio de 2011

Extremos.

Recuerdo aun el olor y el sabor de tu sexo y tu boca,

la oquedad que bailaba entre las pausas de las agujas del reloj,

meciéndose al compás de tus embestidas.

Fue tu entrada en mis tinieblas,

fue tu daga sesgando de soslayo

la poca pureza de una noche,

tan llena de alcohol como vacía de sentido.

Pero es sobre todo el recuerdo de tu entrada,

del sesgo de tu daga,

lo que quiebra mi sosiego,

lo que me enciende las entrañas.

El recuerdo de aquella noche en la que fuimos todo.

pero sobre todo, el recuerdo de que

en aquella noche no fuimos nada.

1 comentario:

  1. Interesante... por lo demás sólo quería decir que hace mucho tiempo que estaba buscando un blog como el tuyo, y al fin lo encuentro.

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