domingo, 22 de noviembre de 2009

Arrancamos...


Y empieza una semana más. ¿Qué sorpresas nos deparará el destino? Habrá que vivir para saberlo. Sólo tengo una cosa clara, las risas y los momentos ridiculos están asegurados.


Aunque sé que no lo vas a leer: ¡Felicidades Bea!

domingo, 15 de noviembre de 2009

Él.


Él corría, envuelto entre la neblina misteriosa. El fantasma de su memoria le acechaba como un lobo tras la maleza. Habia perdido lo mas importante que tenía, y aun no sabía en que callejón lo había vomitado. Buscaba algo, desesperadamente, pero no lo encontraba. Quizas no lo queria encontrar. Lo buscaba y a la vez escapaba, por eso corria, por eso se escondia entre la niebla.

Él tan solo buscaba sus recuerdos, los pedacitos de vida que habia dejado por el camino. Él tan solo huia de sus fantasmas, de las malas pesadillas que uno no quiere recordar.

Él sólo sabe correr, y así seguíra, eternamente en el limbo de las voluntades, mecido por la luna, arrumado por las mareas del mar, besado por las corrientes de aire. Queriendo recordar sin saber cómo. Temiendo a su memoria sin saber porqué.


"Y si el niño llora, menguará la luna para hacerle una cuna"
Mecano - "Hijo de la luna"

miércoles, 11 de noviembre de 2009

La puta que se vistió de rey.


Declaro solemnemente mi amor por la ambiguedad. Me encanta ser la linea imantada que vive suspendida sin declararse, sin definirse nunca. Decir y no hacer. La palabra encubierta, el espejo opaco que solo deja entrever los sentimientos. Que digan que soy falso si quieren, si es que a ellos les parece, yo diré que soy yo y soy mil personas. El rey de la contradicción, el señor de las mil caras... quizás ni siquiera yo sepa aun quien soy.


"Yo escogí la ambiguedad, tú el fantasma y lo real. Todo en el mismo barco"

Vetusta Morla - Al respirar.


martes, 3 de noviembre de 2009

Gijón.

Hay quienes aun no me entienden cuando digo que Gijón es la ciudad mas bella del mundo. Yo lo digo con los ojos brillantes y ellos decapitan mi verdad con su ignorancia, con su inevitable y aprendida cegera. Ellos no quieren entender, me preguntan que si hay enormes catedrales o ostentosos jardines... yo, abatido, agacho la cabeza y me rindo, no se puede vencer con razones a quien carece de ellas.

Ellos no entienden, pero yo conozco el secreto encantador, el misterio oculto que atrapa a todos. Es algo sencillo pero extremadamente difícil a la vez. No radica en la posesión de suntuosos palacios de importantisimos caciques. Es algo más llano, más humilde... justo eso, más humilde.
Gijón domina a la perfección la poesia de la humildad. Desde sus calles que transpiran humildad, hasta la sonrisa bonachona de un buen paisano. Además del reverencial respeto de sus muros a la naturaleza, aceptando inevitablemente la eterna superioridad sobre su leve existencia, intengrandolo dentro de si misma, como algo propio.

Gijón es también el olor a mar y la inconfundible brisa de mar. La belleza de los cielos grises, el invierno y la lluvia. El asfalto llameante calmado por el incesante repiquetear de las gotas de agua. Un enjambre de paraguas, recuerdos y calles empedradas. Un paseo de verano por la playa, acompañado por el rugido del mar, siempre apaciblemente poderoso, y por su silueta centellante reflejada en el agua. Gijón lo es todo, porque desde su humildad se ha convertido en algo grande, bello e inigualable.

Por eso he prometido que nunca te olvidaré, que esté donde esté, más cerca o más lejos, te llevaré siempre dentro de mi y que volveré a ti, a recorrer tus calles y a volver a inhalar los humeantes recuerdos de tantos y tantos momentos desteñidos por la memoria y la lluvia. Que siempre te llevaré en mi memoria y yacente en mi lengua vivaz, para expandir tu nombre, para ensalzarte como te mereces... aunque ellos no me quieran entender...