Recorro las horas muertas serpenteando calles sin nombre. Levanto la cabeza solo para recordar que no estoy donde debería estar. Sin embargo, me doy cuenta de que no soy yo el que se ha perdido, si no que es el resto, que se empeña en andar equivocadamente por su dirección correcta .Yo me rebelo contra el mundo y dejo caer mi cuerpo sin rumbo, por esta ciudad que ni conozco ni entiendo, las aceras sin recuerdos. Todo esto no significa nada para mi, tan solo veo bloques, ladrillos, mausoleos de cemento. Triste escaparate de algo que creímos ser; un columpio abandonado entre los matorrales.
Sigo andando y veo
nuestros cuerpos reventados sobre el asfalto. Sudor frio en mis manos. Me
gustaría aprender a caminar hacia atrás, así podría empezar a desandar el camino
y buscar todo aquello que he perdido, o simplemente recordar el momento en el
que dejé de creer en el mundo.
Silencios sobre un
bálsamo de ideas, palabras… Ahora si, me he perdido en mi.
Después de la alegría,
después de la plenitud,
después del amor,
viene la soledad.
Conforme, pero,
que vendrás después
de la soledad.
A veces no me siento
tan solo si imagino,
mejor dicho, si sé
que más allá de mi soledad
y de la tuya
otra vez estás vos.
Aunque sea preguntándote a solas
que vendrá después
de la soledad.
Mario Benedetti.
Mario Benedetti.
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