jueves, 1 de julio de 2010

Punto y final.


Un apagón, sólo segundo de incertidumbre,

La noche se vuelve insoportable, pesada. Casi enfermizamente ataco las ultimas provisiones de alcohol que aun juguetean por mi vaso, practicamente vacio.

Una explosíon, una espiral de polvora,

Miro al cielo. Nada me conmueve, o eso creo ahora. Digo un chiste barato del que ni yo me rio. Atisbo en el fondo de mi vaso. No queda nada, tan solo una espuma blanca, inservible.

Luz, ruido, color,

Algo mojado desciende lentamente por mi rostro, tropezandose con mi estúpida anatomia. Me levanto, necesito huir de lo que me rodea. Necesito un segundo para mi. Me limpio la arena, y escapo. Necesito silencio.

Restos, huellas en el horizonte,

Empiezo a recorrer la playa, en dirección al mar, buscando una esquina, un hueco, dónde pueda escabullirme. Pero hay demasiada gente infectando mi silencio.

Un estallido más, una nueva ráfaga azulada,

Y es entonces cuando viajo, me pierdo en las huellas en la arena. Me mezco en el recuerdo, en esa perla que hasta ahora viajaba por mis venas, verde, roja y azul. Hiriente y mezquina. Emblema de otro mundo, de otras luces, de otra playa en la que solo cabíamos dos.

Un silencio, una sola luz dorada,

Me caigo al suelo, y empiezo a llorar. Se me encoge el corazón. La arena mojada me hace tiritar, llorar gotas de hielo.

Vuelve la luz, la normalidad,

No, no estoy triste. Lloro por llorar. Por soltar lejos de mi tu recuerdo. No lloro por amor, ni por despecho. Lloro para que se acabe todo. Y se termina. Suave y dolorosamente. Te caes. Y todo se convierte en nada. En la inservible espuma en el fondo del vaso. En una huella de polvora en el horizonte. En la espuma de una ola al morir.

Adiós.

"Y mis ojos tóxicos no quieren ver, ni sostener,
que ya no somos invencibles, ni increibles.
Tú y yo ya no nos queremos y por eso no nos vemos."
Ya no somos invencibles - Tulsa

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